0. Introducción

Planificar razonablemente nuestro programa de vida es un ingrediente fundamental para nuestra tranquilidad, y para nuestro equilibrio emocional.

La misión de estas páginas es ofrecer información y atención a las personas que están pensando en su jubilación, ya sea o no de manera anticipada, y por tanto su edad está entre los 50 y 65 años de edad...

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Desde aquí tendrás acceso a varios artículos que iré publicando, y que serán de interés para adquirir un conocimiento que facilite a las personas "mayores" estrategias para afrontar esa etapa existencial y mejorar, con ello, su bienestar personal en un entorno ciertamente dificil para muchos.

1. La jubilación (resumen)

Hall destaca que la persona en esta última etapa se plantea nuevas metas.
El momento de su permanencia en la organización llega a su fin, la persona debe centrar su carrera en otros contextos y en otros objetivos.

Estos años "después del trabajo" tienen desgraciadamente consecuencias negativas en muchas personas. Puede ser un periodo realmente estresante y oscuro, caracterizado por la pérdida de identidad social, la disminución de ingresos, la pérdida del contexto de compañeros, etc.

Es básico y fundamental, que la persona se haya ido preparando para esta etapa, haya establecido nuevos objetivos y metas, en resumen, que la haya planificado.

2. ¿Cómo afecta la jubilación?

Cada persona tiene distintas vivencias de la jubilación, para algunos supone una liberación y la posibilidad de disponer de tiempo para realizar sus sueños, pero para otros supone el final, con su secuela de depresiones y cuadros aparatosos de arteriosclerosis o demencia, e incluso la muerte en pocos meses.
La vivencia de la jubilación está íntimamente relacionada con la que el sujeto tuvo de su vida laboral y de la capacidad de relativizarla que consiguió.

La jubilación deja a la persona sin actividad laboral (siendo esta una de las que más tiempo ocupa a lo largo de su vida) y, precisamente, en un momento en el que la inactividad puede tener repercusiones negativas sobre la salud y ésta sobre el bienestar.

3. ¿Cómo se puede afrontar la jubilación?

La vivencia de la ancianidad depende en gran medida de cómo se hayan vivido cotidianamente las etapas anteriores. Cuando el individuo se halla trabajando, goza de buena salud, disfruta de su familia y sus relaciones sociales, es el momento más adecuado para prepararse para afrontar la vejez en las mejores condiciones posibles. Es el momento de tomar las medidas más adecuadas para una jubilación satisfactoria, decidir qué tipo de vida se quiere para entonces, en qué elementos vitales se van a apoyar, quienes serán los amigos, qué actividades se van a desarrollar y qué aficiones se van a practicar.

Justamente la recuperación de las ilusiones que quedaron por el camino podría suponer la gran oportunidad de la vida del jubilado, consistente en el aprendizaje de determinadas actividades, en la ampliación del nivel cultural o de su diversificación (ya que la vida profesional tiende a la especialización unidimensional), en el establecimiento de contactos personales a otros niveles y con personas distintas de las tratadas habitualmente, etc.

4. ¿Qué ocurre si hay deterioro físico?

Un decremento notable en la salud tiene inmediata repercusión en el funcionamiento psicológico general. Salud y conducta constituyen una unidad interactiva inseparable durante esta etapa de la vida. Lo que debe quedar claro es que la indagación sobre la salud física resulta fundamental a la hora de una evaluación psicológica.
El deterioro físico puede significar dejar de practicar las actividades que se realizaban habitualmente, abandonar la practica de un deporte, la tertulia habitual, cambiar de residencia, etc.

Hay que tener presente que, ante una enfermedad, tan importante es que se atienda adecuadamente al enfermo como que se intente modificar al mínimo su situación global en la vida respecto de sí mismo, de su familia, sus amigos, y sus actividades.

5. ¿Qué cuesta más de aceptar?

La pertenencia social. En la sociedad actual, llegar a la ancianidad supone perder el lugar en esa sociedad. El status del anciano, el de jubilado, significa a menudo "quedar al margen de..."; no tiene normas, ni expectativas, por lo tanto, no tiene rol social. El lugar que ocupaba el anciano en otros tiempos, cuando era valorado por sus conocimientos y experiencia, ha desaparecido sin haber sido reemplazado.
En una sociedad que gira fundamentalmente alrededor de los conceptos de poder, rentabilidad y consumo, se presenta al prejubilado como una persona que resta puestos de trabajo a los jóvenes y, una vez jubilado, representa una carga para la sociedad, por el coste de las pensiones de vejez.

Las personas mayores están en esta sociedad y para esta sociedad, por ello es necesario plantearse con urgencia la redefinición de un lugar para ellos, de un status significativo, apto para satisfacer la necesidad básica de pertenencia social.

6. ¿Cómo podemos adaptarnos de nuevo a la sociedad, sin trabajar?

Se ha comprobado que es estimulante y útil para paliar los efectos del envejecimiento, el hecho de vivir con ilusión y con una actitud creativa frente a la vida, de no desconectarse de la relación social, de continuar disfrutando de la música, de la pintura, de la lectura, de la visión de películas, del contacto con amigos y del contacto corporal con ejercicios y con la naturaleza.

Por otra parte existe un tipo de relaciones amistosas que son específicamente patrimonio de la pareja. Es evidentemente positivo mantener este tipo de relaciones y procurar estimularlas a través de actividades de tipo lúdico. Con frecuencia, llegada esta edad, la conversación no supone un estímulo suficiente. Es entonces cuando tiene más sentido la planificación de actividades, como paseos, excursiones, asistencia a espectáculos o simplemente jugar a las cartas o al dominó.
Todo ello, por insignificante que parezca, puede suponer un importante aliciente en la vida del anciano.

7. ¿Cómo se estimula a una persona que se ha deprimido al jubilarse?

La persona "gran", deprimida o no, precisa ternura y, sobre todo, compañía.

La familia debe ocuparse de él y darle afecto, comprensión y cuidados, pero sin caer en la sobreprotección. Las palabras de ánimo que surgen espontáneamente carecen de toda utilidad. Es más beneficioso todo aquello que estimula a la persona a hacer algo y distraerse de sus pensamientos depresivos (esquemas mentales), a veces de carácter obsesivo. En estas circunstancias no es aconsejable hablar demasiado de sus problemas, ni centrar la conversación en sus síntomas. Al contrario, (cambiar los esquemas), será mucho más beneficioso comentar las pericias de los nietos, aspectos de la vida familiar o de la actualidad, estimularlo para que lea, o leer con él periódicos y revistas que le pueden distraer.
Por otro lado, la familia debe desempeñar un papel fundamental instándole a que cumpla el tratamiento y que siga acudiendo al médico.

8. Diferencias entre hombres y mujeres que han trabajado

La vida del hombre en la jubilación ha supuesto una ruptura profunda en sus esquemas y actividades, además influyendo en la relación con su esposa. La vida de la mujer tiene una mayor continuidad, ella sigue siendo el baluarte básico de la vida familiar, atendiendo a las tareas del hogar, pues, aunque el jubilado tiende a ayudar en el hogar, siempre queda en un segundo plano a la hora de tomar decisiones en la casa.
Por lo tanto la mayoría de las mujeres al dejar la población activa, sus responsabilidades domésticas absorben el tiempo dedicado a actividades fuera del hogar y su tiempo sigue tan ocupado como antes.

Por lo tanto, los efectos negativos de la jubilación sobre la mujer son escasos...

9. Oportunidad de preparar la jubilación desde la propia empresa

Sería importante plantear la posibilidad de que las personas que se sienten plenamente capacitadas para seguir trabajando y lo desean escojan una transición progresiva desde el trabajo a tiempo completo hasta el cese total de actividades laborales. Ya que para muchos uno de sus dramas es saberse útiles y no sentirse utilizados.
Este método permitiría la desvinculación, también, progresiva del trabajo como único vehículo de realización personal y de actuación sobre la sociedad.

A la par se podrían establecer nuevos escenarios en los que la "gent gran" vaya delegando funciones y actúe más como consultor o consejero.

10. Conveniencia de preparar la jubilación desde la propia persona

La etapa del retiro se amplía cada vez más, la edad de jubilación se adelanta y la esperanza de vida aumenta.
Estos años “después del trabajo” tienen desgraciadamente consecuencias negativas en muchas personas. Puede ser un periodo realmente estresante y oscuro, caracterizado por la pérdida de identidad social, la disminución de ingresos, la pérdida del contexto de compañeros, etc.

Cuando la personase halla trabajando, goza de buena salud, disfruta de su familia y sus relaciones sociales, es el momento más adecuado para prepararse para afrontar la vejez en las mejores condiciones posibles.

Es el momento de tomar las medidas más adecuadas para una jubilación satisfactoria, decidir qué tipo de vida se quiere para entonces, en qué elementos vitales se van a apoyar, quienes serán los amigos, qué actividades se van a desarrollar y qué aficiones se van a practicar.

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